Rolling Shutter (o como aprendí a dejar de preocuparme y empecé a amar al CMOS)

{ By Nahuel Srnec

El futuro ya llegó, llegó como vos no lo esperabas. Llegó con rolling shutter. Algo que no esperaba sea tan terrible, que me asustó al inicio del documental y después aprendí a manejarlo (no sin antes sufrir de crisis existenciales).

El documental está hecho con una Canon T2i con un CMOS de tamaño APS-C (prácticamente del mismo tamaño que el fotograma de cine de 35mm con una relación 1:1,33 pero que graba en 1:1,77) con un filtro de Bayer y muy buena relación señal ruido y buena respuesta en 400iso (usable en 800 y 1600 aplicando filtros y bajándolo a SD). Se filmó en Full HD a 25cps, en 1/50 con dos Pentax super-takumar: un 50 f1.4 y un 135 f3.5 ambos nunca abiertos del todo ya que cae mucho la resolución en las luces altas. También se llevó y se trató de usar lo menos posible el 18-55 que trae de kit porque le dá un textura horrible a la imagen (todo media dura, con aberración cromática, satura un poco los verdes) pero era mucho más angular que lo que nos podía dar el 50 en este tamaño de sensor. Todo esto se planificó y testeó antes de empezar el rodaje.

Equipados con 3 lentes, trípode, pantalla reflectora, 3 baterías, 40GB en tarjetas de memoria y una notebook, salimos a grabar.

Los lentes se usaron siempre con skyligth y el 18-55 con UV ya que grabábamos caminatas en la isla, con los pies hundidos en el barro y ramas contra la cámara. Igualmente, mientras nos daba la luz, usamos polarizadores circulares en los lentes para levantar los rojos y quitarle brillo al cielo y los verdes. En los planos del agua, la imagen cambió notoriamente con el uso o no del polarizador. Si bien llevamos y usamos parasol, hay algunos planos contra el Sol y lámparas que generan flares horrorosos entre la lente y el skylight (que no era de la mejor calidad).

Los planos de cámara en mano (que terminaron siendo la mayoría) se hicieron con la cámara montada sobre el trípode, con el trípode al hombro para suavizar los movimientos. Aquí entra el queridísimo rolling shutter, que al principio no me asustaba mucho, ya que esperaba que no sea muy distinto al de las cámaras de cine que no te permiten panear a más de determinada velocidad angular para que las verticales no se inclinen, pero no! Es mucho más notorio, con lo que el uso del trípode al hombro y un paneo controlado (pese a lo caótico que puede notarse la imagen) fueron cosas absolutamente imprescindibles. Me asusté cuando filmamos desde una lancha con la cámara sobre el trípode fijo a la embarcación, que le transmitió la vibración y generó un efecto jello demasiado marcado al punto que no sirvió ningún fragmento (desde entonces, en la lancha, cámara con trípode al hombro). Finalmente lo aprendí a vivir con el rolling shutter, al fin y al cabo el mismo problema tiene toda la gama de Canon (7D, 5D MarkII) y el ladrillo de la RED One; si felpudo por qué no voy a poder yo?

Concluyendo, bienvenidos sean los cmos: mayor sensibilidad, menor ruido, nada de smear vertical (y algunos problemas del rolling shutter: el efecto jello, inclinación de las horizontales y exposiciones parciales de flashes). Problemas aceptables si tenemos en cuenta que necesitábamos una buena sensibilidad y relación señal-ruido ya que muchos planos fueron entre los árboles sin luz directa y muchos otros luego del crepúsculo civil con la mínima luz existente.

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